martes, julio 25, 2006

SÉ LO QUE HICE EL ÚLTIMO VERANO


Enero de 1987

Con el buen tiempo se comienza a pensar en las vacaciones, en que hacer durante esos dias de descanso tan deseados y soñados. Algun viajecito, descanso, buena comida, mas descanso, leer, la playa, buenas cenas, quitarse el reloj, buenos aperitivos...
El caso es hacer planes, para los mas atrevidos un viaje de aventura con la mochila a la espalda y un lugar exotico que visitar.
Para mi que soy mas tranquilo y menos atrevido (y no tan afortunado) una salida a conocer nuestro pais y sus curiosidades.
Me estoy acordando de mi viaje tranquilo de aquel año pasado. Ni siquiera recuerdo cuál fue el destino, pero oigo en mi mente "que bonito, cuantas vacas, cuanto verde, cuanta gente..."

Visitamos unos lagos, pero yo estaba ido, extraviado pensando en esa carta. Escuchaba a lo lejos... "sí, tuvimos mucha suerte si, llegamos temprano y pudimos subir, cuando bajamos nosotros, ya no dejaban subir por exceso de visitantes"
Tardamos poco en verlos (hacia frio, ¡sí! en enero... y empezo a llover, pero a llover eh...) asi que fuimos a ver el monasterio, desde luego un lugar precioso (que curioso que las virgenes siempre elijan sitios tan bonitos para manifestarse o aparecerse.

Si tienen algo en comun aparte de ser vírgenes y santas, es el buen gusto por parajes extraordinarios, algunas coincidencias más tambien veo, pero este tema lo dejare para otra vez.

Cada vez que saliamos de excursion veiamos un río y la gente en botes, gritando, diciendo estupideces y cosas ignorantes. Bueno, en ese tiempo de mi más alta edad adolescente todos me parecían ignorantes y estúpidos.

Comenzó la aventura, en una explanada donde un pelotudo porteño con cara de "porteño-qué hago-yo-acá-cuando-podría-estar-en-la-biela-tomando-un-martini-o-en-el-café-de-la-Paix-picando-unas-papafritas-pero-bueno-acá-me-mandaron-los-de-la-escuela-de-turismo-de-mierda-esa-yo-quería-estudiar-en-esa-otra-de-la-avenida-cordoba-que-no-me-acuerdo-como se-llama-pero-queselevasé". El pibe... (se hace llamar pomposamente "monitor") te indica como hay que utilizar al remo (casi no preste atencion, estaba atento de que no me dieran con el remo, y a mis pensamientos de la bendita carta), luego te suben en la canoa y te lanzan al rio y te das cuenta que no tenés ni idea de qué haces ahí, pero estás, así que a remar, y como no he prestado atencion, pues... no sabés, y en vez del descenso yo comencé a hacer el ascenso, y nada, que mi abuelo me miraba desde la orilla, y yo parece que no queria ir para el mismo sitio que yo, al principio te reís, luego no tanto... y pensaba locamente... cuando mi rema tiraba para cualquier parte... "¿es que para ahí estará Glew?"

Cuando realmente comenzo el descenso y ya parece que sabes de que va el tema, te animás, y disfrutas. Hacia un dia soleado, precioso, al aire libre y haciendo un poco de deporte, un dia perfecto.
Paramos a comer un sanguche y descansar un poco y seguimos rio abajo, muy bonito todo, aunque para ser sincero habia en algunos tramos mas atasco que en Buenos Aires a la hora pico, pero se hacen amistades, hablas con la gente: "¡tené cuidado!" "que me daaaaaaaaaaas" "subí el remo""perdon, perdona", y pensás "que bonito".

Pero solo un segundo.

Todo queda en una anecdota, sale el sol y el dia se queda mas bonito que empezó.

Cuando llegué de nuevo a mi cama... no en un hotel, íbamos en casa rodante... lo primero que hice fue abrir mi desgastada agenda, y releer la bendita carta.

No solo me acuerdo por la proximidad de las vacaciones de este ultimo verano, es que hay dias como el de hoy que aun me duele.

Los brazos de tanto remar, y el alma de pensar en ella.

1 Comments:

Blogger Marianne Montoya said...

Me encanta ti sarcasmo...

3:18 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home